¿Y si Dios se equivocó?
¿Y
si Dios se equivocó?, ¿cómo sería eso posible? Ante tu Dios, yo no puedo ser tu
amado y ante el mío tú no eres aquella a quien yo he de amar. Yo soy católico y
tú musulmana, pero somos tan iguales, quiero decir, lo único que nos separa es
que yo estoy aquí, en México, y tú en Marruecos. Será que tengo la bendición de
reconocer a alguien por quién es y no por lo que lo rodea, pues para mí, lo
externo es solamente adorno del alma, y qué casualidad que te presentaras como
mi alma gemela.
Conforme
te fui conociendo, me enamoraba más de ti, más de lo que aquel flechazo que
sentí al escuchar tu voz por primera vez provocó, pues desde un inicio la
conexión fue, mágicamente, inmediata. Si me preguntaran cómo se manifiesta la
divinidad, describiría el momento en el que nos conocimos. Sé que el señor de
señores estaba ahí, pero ¿cuál?, ¿el tuyo o el mío? Yo digo que ambos son uno
y, que tal como lo dicen nuestras religiones, ese uno es amor. Entonces, ¿cómo
se atreve el hombre a dividir en nombre de Dios? Al final de cuentas, si él es
amor, ¿por qué nos querría separados?
Me
niego a creer que las reglas terrenales tienen razón y únicamente encuentro el
deseo de romperlas, pues no entiendo a un mundo en el que amar sea un pecado.
Por desgracia, el estar juntos es una fantasía, porque aun cuando se presente
la posibilidad de estar cerca, no podré correr hacia ti y abrazarte; en medio
de nosotros, como una barrera, estará tu religión y la mía. Si tan solo
hubiésemos tenido asignado por los mortales el mismo Dios, qué feliz sería.
La
limitación de la conciencia del hombre nos jugó en contra. Agradezco que un
hiyab no bastara para esconder tu alma de mí, quien desde la lejanía te ama,
desafiando nuestro destino de no correspondernos y que rebeldemente, dejaría
todo por ti, si tú tan solo te atrevieras a dejarlo todo por mí.
La
culpa no es de nosotros, ni de Dios, o cupido. Culpable es el ego del ser
humano que advierte “yo tengo razón y tú no”.
- Oscar
Eduardo Espinoza Aispuro
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