¿Por qué y para que
desarrollar la oralidad de los estudiantes de la escuela secundaria?
Emily Cristina Duarte Gaxiola
Durante mucho tiempo, los docentes han resaltado el mal uso que se hace
de la lengua entre el estudiantado, específicamente de nivel oral, ya que, ésta
se ha ido degradando, despreciando y hasta cierto punto descuidando a pesar de
ser un aspecto tan importante el de la oralidad.
La comunicación oral está basada y fundamentada en la continua relación
que se tenga en un núcleo familiar, pero además se da una continuación en los
centros educativos para esparcirse en los demás ambientes sociales, como los
amigos, los clubs, asociaciones o
cualquier otra institución.
Por otro lado, la enseñanza de la oralidad al nivel de la Educación
Secundaria, va acompañada de otras tres habilidades básicas de la lengua que
también se deben enseñar a profundidad estas son: escuchar, escribir y leer.
Estas habilidades se vuelven indispensables para lograr niveles óptimos en la
destreza de la oralidad.
En los cursos de la Educación Secundaria se pone énfasis en la prioridad que se le debe
dar a la formación lingüística de los alumnos,
sin importar el área curricular en la que se encuentren, ya que, todo debe estar subordinado al
desarrollo de la capacidad de utilizar el lenguaje como instrumento de comunicación,
de representación y sobre
todo de conocimiento. La teoría
lingüística no se abandona,
pero no es útil si no tiene sus resultados en el discurso oral y el escrito, es
decir, si el alumno no logra expresarse bien mediante el habla además de no escribir
correctamente, para comunicarse con facilidad y eficacia, para llevar a cabo
relaciones sociales, así como para llenarse de conocimientos para aprender más en cualquier área del saber.
La escuela es el lugar
apropiado para que los alumnos
refuercen sus conocimientos y habilidades con la
oralidad, ya que, acompañado de los compañeros puede practicar esta habilidad
tan importante mediante debates, mesas redondas, exposiciones sobre un tema de
interés, entrevistar a sus amigos o alguna persona
de su comunidad entre otras actividades que orillen al
estudiante a mejorar y perfeccionar su comunicación oral.
Es importante que el docente en todo momento sea una guía
en el crecimiento intelectual y personal de los jóvenes, debe analizar qué
nivel de oralidad o comunicación manejan sus estudiantes para ver de qué manera
los puede ayudar a que fortalezcan todas sus áreas de oportunidad que tengan,
porque no todos los muchachos tienen la suerte de tener un buen nivel de la
oralidad al ingresar a la secundaria, esto puede ser influenciado por muchos factores
ajenos a la educación
que han recibido en la escuela.
La cultura proporciona los signos, pero cada uno de los participantes de esa cultura debe construirlos o, mejor dicho,
reconstruirlos en su interior con ayuda de la manipulación de las cosas y de la interacción con otras personas
(Vygotsky, 1979). Por ello es importante el empeño que ponga el docente al trabajar este aspecto con los adolescentes para nivelar la
desigualdad comunicativa que exista en el grupo.
En la escuela
y en la vida, los estudiantes enfrentan
una variedad de circunstancias
en las que requieren destrezas de lenguaje. Por esta razón, la experiencia con
una serie de lecturas y actividades escritas y orales en la escuela puede
ayudar a los estudiantes a adquirir
las destrezas indispensables para tener éxito.
Usualmente los alumnos
mejoran el habla formal cuando los maestros les proporcionan elementos para
organizar sus ideas al preparar una presentación, por lo tanto, las
presentaciones orales de los estudiantes pueden mejorar cuando organizan su
exposición de diferentes maneras, por ejemplo, en secuencias, o de manera
cronológica o temática.
Igualmente, los maestros pueden dar herramientas a los
estudiantes para exponer ideas a compañeros de manera individual, a grupos de
compañeros o a grupos completos de estudiantes. Así mismo, pueden
aprender a hablar acerca de un tema que hayan elegido ellos mismos o un
tema asignado por el maestro, también la preparación de debates y la participación en la misma ayuda a los estudiantes a ver las dos
perspectivas de diferentes temas. En efecto los estudiantes también
obtienen beneficios a partir de entrevistas que realicen y
de su participación en representaciones teatrales.
Maestros y estudiantes pueden aportar sugerencias para las presentaciones orales de estos últimos, al criticar de manera constructivas a
los demás, los estudiantes pueden aprender a aplicar criterios para una óptima
expresión oral y emplear destrezas sociales contacto, con ello, pueden aumentar
y mejorar sus propias destrezas orales. La planificación de actividades en
torno de la lengua oral debe considerar los tres niveles del lenguaje: el de la
forma, el de la función y el del significado sociocultural (Cots, 1995).
Conviene subrayar que los estudiantes también pueden
aprender destrezas orales y sociales sugiriendo posibles mejoras a las
presentaciones ajenas, además, las experiencias positivas pueden conducir a una
mayor adquisición de destrezas y confianza al hablar frente a grupos más
numerosos.
En muchas ocasiones Niños, adolescentes y adultos algunas
veces experimentan temor ante el reto de hablar de manera formal frente a
grandes grupos, en esas situaciones los maestros pueden ayudar a reducir
temores, explicando qué tan comunes son éstos entre las personas y cómo los
manejan. También pueden ayudar a reducir estos temores al mantener una atmósfera
cordial en el salón de clase, así como proporcionar oportunidades para que los
estudiantes practiquen solos o con algún compañero y, después, ante grupos más
grandes. De esta manera, los estudiantes pueden practicar presentando
información, contestando preguntas y conduciendo discusiones de grupo.
La lengua oral necesita concebir el aula como un escenario
donde tienen lugar diferentes escenas o eventos comunicativos, en los cuales se
articulan de manera específica y peculiar los principales componentes de los
actos de habla. Los principales componentes de los actos de habla: marco,
participantes, propósitos, estructura, estilo, instrumentos, normas y géneros
(Dell Hymes, 1989:51-66; Tuson Valls, 1993:61-67). Las distintas articulaciones
de estos componentes darán lugar a diferentes usos orales por parte de los
docentes y de los alumnos.
El marco tiene mucho que ver en el tipo de acción
lingüística a desarrollar y en la trama textual a emplear, cada uno de estos
actos da lugar a distintos usos del lenguaje oral, por el contrario, los
actores que intervienen en el acontecimiento comunicativo dentro del aula
participan, habitualmente, el maestro y sus alumnos, en distintas
configuraciones y cumpliendo diferentes roles.
En los propósitos se incluyen los objetivos y los
resultados de los actos de habla, así como es importante que existan metas
concretas a alcanzar en cada actividad es importante negociar y compartir para
poder lograr los productos esperados. La estructura de interacción es la secuencia
de actos que conforman cada acontecimiento comunicativo y en el aula se corresponden con las
distintas etapas del desarrollo de un tema: actividad grupal
y puesta en común; “torbellino” de ideas,
confrontación de informaciones, síntesis; etcétera.
El docente puede enriquecer los repertorios lingüísticos de
sus alumnos haciéndolos observar cómo operan estos instrumentos en distintos
contextos: las grabaciones de programas de radio y los videos
de televisión ayudan
a cumplir con este objetivo, por ejemplo: percibir
cómo se habla en las telenovelas, en los reportajes hechos en la calle;
observar los gestos de los personajes, de los conductores de programas, las
entonaciones, las pausas, etcétera.
También es importante tomar en cuenta las reglas que rigen
la interacción, la interpretación en el habla, desde esta perspectiva conviene
la observación y la reflexión acerca de los turnos
de la palabra. El maestro
al pedir aclaraciones, hacer preguntas, demandar información adicional no sólo ayuda a
organizar el discurso del niño sino también a internalizar estas normas de interacción. Por último, en cada
uno de los géneros predomina una estructura del habla (monólogo/diálogo) y un
propósito comunicativo: crear, mantener, terminar con una relación social
(interacción) o intercambiar bienes, servicios, saberes (transacción).
Para concluir es importante mencionar diversas estrategias
que se pueden implementar en el aula para desarrollar la oralidad en los
jóvenes, una de ellas es el fomento de la comunicación a través de diferentes estructuras de habla: maestro que habla a todo el grupo o a grupos pequeños, maestro que habla a un niño
individualmente, intercambios lingüísticos de niño a niño en trabajo de a pares,
niño que se dirige a un pequeño grupo o a la clase en su totalidad.
También, al negociar se puede hablar acerca de los temas de
interés para los alumnos, sobre los cuales “tienen
cosas que decir” o simplemente establecer pautas
para iniciar o cerrar determinadas tareas, rutinas de saludos, bienvenidas,
despedidas, agradecimientos, etc. De igual
forma generar trabajo en pequeños grupos heterogéneos con el fin de producir
aprendizajes individuales. Se comparten
las metas y las recompensas, pero se dividen las tareas y los roles, lo que da
lugar al aprendizaje de habilidades interpersonales y sociales para el
desarrollo del repertorio lingüístico oral de los participantes.
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